El Nestornauta

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Las paredes de Buenos Aires rindieron homenaje a la figura de Néstor Kirchner de varias maneras. En los días inmediatamente posteriores a su muerte, la frase ‘Siempre Néstor’ cubrió la ciudad. Para conmemorar un mes de su fallecimiento, el grupo político La Campora distribuyó stencils por los barrios porteños y así la imagen de ‘El Nestornauta’ apareció por la ciudad y sus alrededores.

El Nestornauta es el resultado de la combinación de dos imágenes: la cara de Néstor Kirchner enfundado en el traje del clásico personaje del comic argentino “El Eternauta“.

La historieta El Eternauta retrata una Buenos Aires apocalíptica en la que su población, sobreviviente a una nevada tóxica, debe resistir un ataque extraterrestre. El guionista de historietas Héctor Germán Oesterheld exploró temáticas como la guerra, la política, el heroísmo y el sacrificio a través del cómic y, en series posteriores como “El Eternauta Parte II“, la historieta cobra un tono notablemente más politizado. Osterheld comenzó a tomar un papel dentro de la narrativa del cómic y el Eternauta se convirtió en una alegoría de la Argentina contemporánea y una dura crítica a la dictadura militar del momento.

En 1977 Osterheld desapareció y sus cuatro hijas le siguieron un año después. Junto con decenas de miles de argentinos desaparecidos durante ese período conocido como “la guerra sucia“, fueron secuestrados, asesinados y su paradero es desconocido.

Néstor Kirchner personificando al Eternauta es un claro tributo a su labor como dirigente que rescató a una Argentina en crisis. Pero esa imagen envuelve también otro tributo que alude al rol activo que el ex Presidente tomó con respecto a juzgar a los responsables de la dictadura. La derogación de las leyes “Punto Final“ y “Obediencia Debida“ durante su gobierno pusieron fin al perdón y las protecciones que prevenían que los represores fueran enjuiciados y castigados.

Sin embargo encontramos una triste ironía en el hecho que Oesterheld retrata a las fuerzas alienígenas en El Eternauta como criaturas nobles sujetas a las órdenes de comandantes despiadados. Simplemente podemos especular dónde el autor marcaría el límite de la responsabilidad de aquellos que ordenaron, ejecutaron y llevaron a cabo las desapariciones de miles de personas.