Interview: Mart
Un día de sol, previo a la llegada de la primavera, graffitimundo se encontró con Mart que se disponía a pintar un mural. Entre latas de aerosol y amigos que pasaban a saludarlo, Mart charló con nosotros mientras pintaba.
¿Cómo arrancó tu carrera artística?
Ya en el colegio escribía mi nombre en todos lados, sin saber lo que era el graffiti. Después conocí a Dano, que era el novio de mi hermana mayor, él me introdujo al mundo del graffiti y me enseñó sus técnicas. Empecé a acompañarlo a pintar. Yo era muy chico todavía, tenía 12 años. Era una aventura increíble.
Era muy gracioso, porque volvías de vacacionesy la maestra nos preguntaba “¿Qué hicieron durante las vacaciones?”. Y, mientras que los otros decían, “me fui a… nos é dónde con mi familia”, yo contestaba “pinté un tren con un amigo”. La maestra me miraba como un delincuente.
Cuando empezaste, ¿tenías ambiciones de pintar en serio?
No, jamás. Nunca estudié pintura así que nunca imaginé algo. Seguí pintando y un día alguien me ofreció hacer una muestra y acepté. Después, otros más me ofrecieron proyectos que también acepté.
Hasta el día de hoy me sigue pasando, recibo emails con ofertas de laburo sin que los busque yo. Tengo una buena pagina de web y más que eso, es dejar que la situación se dé naturalmente.
¿Hubo un momento en el que dejaste de ver la pintura como un hobby para tomarla más en serio?
Las cosas cambiaron cuando salió mi primer laburo grande, con Cartoon Network. Ese fue un quiebre para mí, pero no por el trabajo en sí, sino porque en ese momento vi a muchos amigos caer presos y entendí que no quería terminar igual, que me gustaba pintar y podía hacer plata con eso. Incluso pintar me hacía muy bien, entonces todo resultó en una muy buena ecuación para mí.
¿Cómo es la conexión con tu barrio?
Este es mi lugar, acá estuve siempre. Encontré mi manera de hacer lo que me gusta y estar en la calle todo el tiempo, pintando y saludando amigos. Sigo haciendo lo mismo, es genial.
Encontré una forma de seguir siendo un chico y es increíble.
Tus murales varían entre lo figurativo y lo abstracto, ¿por qué? ¿Cómo decidís qué es lo correcto para un mural?
El subjeto va cambiando porque soy una persona muy cambiante. No puedo hacer lo mismo siempre. Cuando hago algo, ya no lo vuelvo a repetir.
Dibujo mucho, solo blanco y negro con lapicera. No puedo parar de dibujar. En un día puedo hacer 20 dibujos, es una constante. Entonces cuando veo una pared, me acuerdo de un dibujo que hice y pienso, “esto puede ir acá, el lugar lo merece”.
El lugar es muy importante a la pintura, tanto como la pintura lo termina siendo para el lugar.
Tus personajes siempre visten ropa muy interesante, con mucho estilo.
Algún día me gustaría tener una marca de ropa, es un objetivo que tengo. Siempre me gustó y diseñar una línea sería buenísimo.
¿Qué te incita a pintar?
Que sale el sol, eso es fundamental. Juntarme con amigos, armar esos encuentros son mi motivación. Cuando lo estoy viviendo me pregunto cómo seguir haciendo eso para siempre.
¿Alguna vez pensás por qué pintás?
No, no. Si me pregunto por qué pinto, voy a dejar de pintar, porque no sé por qué pinto. No me gusta lo que dibujo, nunca me gustó. Entonces eso me genera seguir pintando. El día que me guste lo que dibuje voy a dejar de pintar. Es como un ciclo. Pero sí sé que pintar me mantiene sano. Que tengo que seguir pintando para quedarme bien.
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