Grafiti físico – La conexión entre arte y arquitectura en Argentina

El arte urbano no puede existir en un vacío. La construcción de ciudades y pueblos le proporciona a los artistas el espacio necesario para exponer sus creaciones artísticas, que se encuentran, inextricablemente, ligadas a su entorno. La relación que existe entre el trabajo y su condición física crea un ámbito artístico único donde el arte es visible no solo en las paredes de una galería sino también en el espacio público y, como tal, se ve, inequívocamente, afectado por la arquitectura que actúa como soporte.

Buenos-Aires-Argentina

Desde un punto de vista arquitectónico, Argentina es más bien una anomalía. La identidad urbana del país se ve reflejada en su historia y, desde muchos aspectos, es una manifestación física de su desarrollo como núcleo para los inmigrantes. Luego de la llegada de los inmigrantes españoles e italianos a finales del siglo XIX, Buenos Aires se transformó en una extensión del continente europeo. Los diseñadores urbanos se basaron en la reconstrucción de París realizada por Baron Hausmann para construir la nueva, y consagrada, capital en 1880, lo que le gano el nombre de “La París de América del Sur”. Durante el apogeo de su construcción entre 1880 y 1910, gran parte de la arquitectura colonial fue reemplazada por el estilo Neo-Clásico y el siglo XX fue testigo de la creación de edificios de influencia Art Deco y brutalista.

The Brutalist Biblioteca Nacional in Recoleta

En estos últimos años la arquitectura de algunas ciudades argentinas como Buenos Aires o Córdoba se ha convertido en una arquitectura casi esquizofrénica. Poeta, un artista que busca herramientas dentro de lo urbano para crear composiciones geométricas, dice que la ausencia de un estilo definido en Buenos Aires pone en evidencia la falta de leyes que prepondera en la capital argentina, situación que da lugar a una anarquía arquitectónica. Típicas residencias de baja altura se ubican al lado de edificios de hasta 20 pisos a lo largo de toda la ciudad, lo cual le da a la ciudad una silueta puntiaguda y ondulada. Por su parte, Pastel considera que esto le otorga al artista una nueva perspectiva espacial y la búsqueda de nuevas paredes en un espacio repleto de altos y bajos se vuelve un “deporte” para el artista urbano.

Este “deporte” se ve facilitado por los matices legales que existen dentro del arte urbano en Argentina. La mayoría de los artistas coinciden en que la tolerancia hacia una actividad que, técnicamente, es ilegal es lo que hace que la ciudad sea uno de los mejores lugares en el mundo para pintar. Al mismo tiempo, Buenos Aires ha alcanzado un lugar respetable dentro de la escena a nivel internacional debido a la abundancia de paredes que existen dentro del perímetro de la misma resultando innecesario aventurarse hacia nuevos lugares, situación que no sucede en Europa o en Norte América. En Argentina una pared apta para ser pintada, se vuelve “legal” con solo obtener el permiso del propietario, es decir que, las paredes no están confinadas solo a espacios aislados o a áreas destinadas específicamente al grafiti.

El arte urbano, generalmente, se encuentra en los barrios porteños donde convive lo comercial con lo residencial, como por ejemplo, Palermo, Colegiales y Villa Crespo. Aquí el arte urbano se hace presente gracias a murales que han sido comisionados por locales y restaurantes. En los últimos tiempos surgieron dos grandes áreas para el desarrollo del arte urbano: por un lado, en la zona sur, el barrio industrial de Barracas se transformó en la nueva meca del movimiento y Villa Urquiza, al norte, es otro punto importante para la escena local. Mientras que en estos barrios el arte urbano pisa fuerte, en localidades como por ejemplo Recoleta y San Telmo, el movimiento artístico no es tan evidente. Esto se debe a la presencia de una arquitectura dominante tipo parisina en Recoleta y de rascacielos vidriados en Puerto Madero.

Skyscrapers, office buildings and apartments in Puerto Madero

Indudablemente, el contexto en el cual se desarrollan influye, notablemente, en cada uno de los murales. Elian, un artista minimalista oriundo de Córdoba, aclara: “Una pared no existe de forma aislada, si ese fuera el caso pintaría en canvas. Tampoco está totalmente influenciada por la arquitectura pero siempre está influenciada por la ciudad” Pastel, asiente y agrega “es importante entender que la arquitectura y los murales son dos de muchos elementos que componen a una ciudad. Un análisis y entendimiento del contexto es lo que permite que exista una relación entre la arquitectura y los murales”

Ambos artistas buscan crear un dialogo contextualizando sus trabajos in situ con el fin de alcanzar una síntesis armoniosa entre la obra y la pared. Para Pastel, la inclusión de la flora que se encuentra en las inmediaciones de la pared le permite contextualizar sus composiciones y proporciona un vínculo entre estas y los temas sociales que explora.

Elian ve a la arquitectura como un elemento integral de sus trabajos y siente que un mural está incompleto sino se la toma en cuenta. “Breaking the Structure” (Mayo, 2015) es una claro ejemplo de su tesis. Su estilo se caracteriza por tener varias capas geométricas que se yuxtaponen en un juego óptico que se adapta a la fachada de los edificios “respetando el lenguaje geométrico pero rompiendo las líneas principales” La relación entre la pared y las obras se construye al establecer un lenguaje visual que hace referencia al mural, al soporte y al contexto que engloba a ambos.

Elian "Breaking the Structure"

La pared en si misma tiene un gran impacto en el trabajo final por eso la búsqueda de buenas paredes es constante. Una pared blanca en una terminal de colectivos en Chacarita es mejor que una fachada de mármol cincelada de una casa en Recoleta, una pared de un edificio abandonado es más interesante que una pared debajo de un puente. El contexto, el tamaño, la textura son todos factores que influyen a la hora de elegir donde pintar.

Para Elian, es la historia lo que hace que se sienta atraído a una pared, “Prefiero una pared que tenga una historia, que algo haya pasado en esas paredes o que tenga algún tipo de riqueza, como por ejemplo, ventanas, molduras, etc” Pastel, sin embargo, dice “Todas las paredes tienen algo, ya sea por su tamaño, su ubicación o su arquitectura. Depende de lo que quieras pintar”

Pastel, "Flora pehuenche", Mendoza Argentina

Además, las circunstancias bajo las cuales un artista pinta una pared también pueden afectar el resultado final. Probablemente, un grafitero que este pintando una bomba no tenga permiso para hacerlo, con lo cual la obra será de tamaño reducido y va a ser hecha más rápidamente que, por ejemplo, un mural que está siendo pintado en el marco de un festival en donde tendrá todos los permisos necesarios para hacerlo y esto le permitirá al artista contar con más tiempo para la realización de la obra.

Proyecto Dúo, es un claro ejemplo de lo que se puede alcanzar cuando se tienen los recursos necesarios para curar un proyecto. Las medianeras son un rasgo característico de la arquitectura porteña, su omnipresencia define el lenguaje visual de la ciudad, motivo por el cual obtener un permiso para pintar en ellas es casi imposible. Sin embargo, contar con el apoyo de autoridades municipales permite superar los conflictos burocráticos dando lugar a murales de gran escala en un barrio en el cual paredes de menor tamaño son la norma.

Painted medianera by Spok and Lean Frizzera as part of Proyecto Duo, Palermo

Para los artistas urbanos, la influencia del ambiente en el cual trabajan, ya sea físico o social o ambos, es innegable. Pastel y Elian afirman que, en el caso de ellos, las particularidades arquitectónicas de cada uno de los lugares donde pintan tienen un efecto en el trabajo final.

La concientización del entorno y la libertad para interactuar con el de formas significativas hace lo que los artistas argentinos se involucren con lo que tienen alrededor de forma activa, buscando paredes con ciertas particularidades que ellos puedan incorporar en sus murales. El proceso no consiste solo en encontrar espacios vacíos para llenar, sino en lograr fusionar, de forma consciente, arte y arquitectura para elevar la relación entre los dos.

Sorcha O’Higgins